Taller de Fitoterapia: volver a la raíz

Usuarios del PAI y PAICA del Hospital del Salvador de Valparaíso están asistiendo al taller de Fitoterapia impartido por Read Forrest, para apoyar sus procesos de rehabilitación por dependencia a drogas y alcohol. El objetivo de estos talleres es que exista una mayor autonomía de la persona en la búsqueda y adquisición de herramientas para lograr mayor bienestar.
Los orígenes de la fitoterapia se pierden en el tiempo. Es una ciencia rigurosa cuyos estudios datan de miles de años, existiendo prácticamente en todas las culturas y tradiciones: en China, India, en varias tradiciones del continente americano, Europa y África. Para Read Forrest, facilitador del taller de Fitoterapia: “el uso terapéutico de las plantas es un proceso bastante dinámico y flexible, en el sentido de que las plantas no sólo tienen propiedades medicinales por sus componentes químicos, ese es un tema que desde una visión muy occidental costaría entender, sino también es terapéutico el proceso desde que uno empieza a trabajar la tierra y la planta”.

“Existe un estudio realizado en Estados Unidos en donde se aisló una bacteria de la tierra que se respira cuando uno está trabajando en la huerta y que tiene los mismos efectos que la fluoxatina. La fluoxatina es el componente del Prozac utilizado masivamente como antidepresivo. Este componente en la tierra tiene los mismos efectos positivos que el fármaco, pero no los efectos secundarios”, nos cuenta Read Forrest.
Algo que nos lleva a profundizar en que la depresión tiene que ver con un estilo de vida, alejado de la naturaleza, alejado de la espiritualidad, del contacto entre los seres humanos y del sentido de pertenencia. “Entonces el estar trabajando la tierra, el plantar e ir reconociendo las plantas, irlas cultivando y cuidando, es un proceso terapéutico en sí”, señala Read.
El taller de fitoterapia busca volver a la raíz, conectarnos con esa sabiduría milenaria y ancestral en donde la vida tiene valor propio, las plantas son seres respetados y venerados, y coexistimos en un ambiente de armonía y equilibrio. Para esto, los usuarios del PAI realizan ejercicios de observación, dibujan en sus cuadernos las plantas, imaginan sus propiedades y luego las investigan, preparan infusiones y aprenden a cosecharlas.

“Hoy hicimos un ejercicio de observación, cada uno estuvo cerca de una planta observando y esos ejercicios ayudan a que las personas vayan entrando en contacto y vaya obteniendo más información. Cuando hago meditaciones y hago ejercicios siempre las personas, aunque no conozcan una planta, son capaces de dar mucha información en relación a sus propiedades medicinales, al sólo estar cerca y observarlas. Y después los vamos comparando y ratificando con los textos”.
Conversamos con J.A.J de 30 años, él lleva casi 3 meses en el taller de fitoterapia y nos cuenta que “es bueno, te saca del contexto del encierro, o sea ya no imaginai que estai encerrado. Te enseña a conocer las plantas, varias cosas que uno no sabe. A mí igual me gustaban las plantas, pero no sabía cuidarlas. He aprendido el contexto de las plantas, que beneficios te traen, por ejemplo la melisa te hace relajarte. Hay algunas plantas que uno mira y a veces no sabe lo que son, y son medicinales. La malva rosa es como un antidepresivo también y tiene varias cosas más, pero yo siempre me fijo en lo que me sirve a mí: la malva rosa es antidepresivo, la melisa te hace relajarte, yo me fijo en lo que me sirve a mí”.
“Entonces ellos van conociendo y tienen la posibilidad de tener un recurso, porque también hay mucha afinidad de algunas personas con ciertas plantas, pueden haber 5 plantas que tienen las mismas propiedades, pero hay personas que les gusta una en particular, porque por su constitución o el proceso personal por el que está atravesando esa persona, esa planta es la más indicada para su tratamiento y tiene efectos muy favorables”, explica Read.
Creando una nueva relación con la naturaleza y sí mismos

Otro elemento que se les explica en el taller de fitoterapia es el respeto por las plantas y el agradecimiento: “cuando vamos cuidando la huerta, las plantas, yo les voy explicando el tema del respeto y del agradecimiento con las plantas como un ser. Entonces comienza a establecerse otro tipo de relación con las plantas. Porque ellos vienen de una relación, que es predominante en esta sociedad, de una falta de respeto muy grande, hacia afuera y hacia dentro”.
Las principales drogas vienen de plantas, la heroína viene de la Amapola, la Cocaína viene de una planta medicinal que es la coca, para Read “el tema de las drogas surge de una relación dañina con la naturaleza, tanto externa como interna. Entonces, al ir aprendiendo a relacionarse de una forma más sana, más respetuosa con las plantas, también yo les empiezo a hablar del respeto por ellos mismos”.
Y así como va cambiando la relación con las plantas, va cambiando la relación con el entorno, las personas que les rodean y el uso de fármacos: “mi suegra tiene un huerto y yo le ayudo a ver las plantas para qué son. La ayudo a armar el huerto que está haciendo ahora, a tirar tierra, abono. Por eso estoy en la clase del profe, porque me ayudan las plantas bastante, y ahora que las vas conociendo de a poco, más te relajan. Te hacen no tomar pastillas, porque puedes equilibrar las pastillas con una planta y son casi los mismos beneficios, incluso son más los beneficios de las plantas creo yo”, nos cuenta J.A.J.
Por su parte, para F.A.A. que recién se está integrando al taller, uno de los elementos que destaca dentro de su aprendizaje es que “aquí aprendí a cuidar las plantas, a hablarles, uno se entretiene al trasplantarlas. Me relajo, me tomo agüita de melisa y más se relaja uno. El profe Read me enseñó a hablarles, antes no les hablaba, las trataba como cualquier cosa, pero cuando uno les habla como que crecen con más fuerza”.
En este viaje de volver a la raíz y recuperar la sabiduría ancestral Read nos recuerda que “en algunas tradiciones es habitual que las personas en medicina, por ejemplo las machis, sueñen con las plantas, y vayan conociendo sus propiedades a través de los sueños. Puede que no conozcan una planta, pero sueñan y obtienen información sobre las propiedades de esa planta, porque hay una conexión a nivel de ser, hay niveles de comunicación. Entre los seres humanos hay niveles de comunicación extralingüísticos, pero hay que estar en una sintonía diferente para poder entrar en comunicación con las plantas, que no son cosas raras para el ser humano. Lo que pasa es que en este estilo de vida que estamos, mientras más adormecidos estamos, más difícil es poder estar en esos estados”.