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Jóvenes del PAICA participan en taller de ensamble musical




A través de la música se busca apoyar los procesos de rehabilitación por consumo de alcohol y drogas de jóvenes menores de 18 años

La música es un lenguaje universal que nos acompaña a lo largo de nuestras vidas, marcando de forma profunda nuestra identidad. ¿Pero de qué modo puede también impactar nuestras relaciones sociales y apoyar procesos terapéuticos? La apuesta de Jaime Frez, músico terapeuta de los programas PAI y PAICA en el Hospital Del Salvador, es que más allá de buscar un objetivo artístico, la música es una herramienta poderosa que nos permite comunicarnos y mejorar nuestras relaciones sociales, componentes importantísimos a la hora de enfrentar procesos de rehabilitación por consumo de alcohol y drogas.


Por lo mismo, el taller de música del PAICA, dirigido a jóvenes menores de 18 años de edad y que contará en una primera etapa con 24 sesiones, busca generar un espacio de encuentro a través de la música, en donde el componente estético no es tan importante como el proceso, deben convivir distintas personalidades y gustos musicales, logrando generar una armonía colectiva.


Tal como nos explica Jaime Frez: “el objetivo va más allá de lo artístico, las metas son más de relaciones sociales a través de la música, pero su fin es poder comunicarse, llegar a acuerdos, disfrutar, pero el objetivo es la comunicación, más que desarrollar lo virtuoso de cada uno. Paralelamente se va avanzando en lo técnico, si hay alguna duda se corrige, si se toca así, la batería, el acorde, cosas más técnicas, o la afinación, pero eso no es lo más importante en este caso”.


Uno de los Jóvenes del Paica, de 17 años, desde niño había practicado música, gracias a su hermano que canta y tiene una banda de cumbia. Para P.I. “la música te permite fluir, olvidarte de cosas, de problemas en la casa, influye mucho porque es re buena la música”. En el taller él toca batería, le gustaría dedicarse a tener una banda de cumbia al igual que su hermano, aunque una vez terminado el colegio quiere estudiar técnico en minas.


Gracias a este taller se siente más contento y le motiva la posibilidad de realizar una tocata en el Hospital e invitar a su familia para que vea la muestra, por lo mismo, el taller le ha parecido “muy bueno, hemos avanzado caleta, sus logros y mis logros son un avance y eso a mí me enorgullece porque si dios quiere para fin de mes hacemos su tocata aquí mismo en El Salvador”, nos cuenta.



El ensamble musical del taller también cuenta con dos mujeres, una toca bajo y otra guitarra eléctrica. Una de esas jóvenes es E.G.N. de 17 años, a ella le gusta la guitarra eléctrica y el canto, dentro de sus gustos musicales están el rock, metal, rap y punk. El taller le ha parecido entretenido, eligen en conjunto el tema y luego lo van sacando de a poco, todos proponen ideas. Primera vez que el grupo se junta a tocar y el proceso ha sido interesante y un desafío para todos ellos.


“Ellos tienen cada uno su mundo interior quizás más grande que el mundo que van desarrollando hacia afuera, son más retraídos, por lo que les es difícil las relaciones interpersonales y formar un grupo. Por ejemplo, cuando proponemos algo cada uno es abanderado con cierto estilo. Son de distintas tribus musicales, estamos tratando de armar un grupo, pero con distintos miembros y justamente hoy día les decía eso: lo importante es la diversidad”, explica Jaime.


En ese sentido, el convivir con distintas personalidades y gustos musicales al interior de un grupo puede ser también una metáfora de la vida en sí, ya que “los músicos no siempre vamos a tocar lo que nos gusta, somos parte de un grupo, uno cumple un rol dentro de un todo, también esto es una preparación para lo que es la vida adulta y la sociedad, entonces también es un poco reflejar y ver los síntomas que pueden detonar cosas de desadaptación y no poder encontrar su lugar en las sociedades”.


El grupo ya va en la mitad del taller, en estas doce sesiones han podido explorar sus distintas habilidades y gustos musicales, han mostrado sus talentos y practicado varios temas, pero también “han trabajado la tolerancia, están más dispuestos a experimentar, a tocar la cumbia que quiere tocar el compañero, ese es un avance a estar dispuesto a abrirse a hacer algo distinto, que en el principio se recibía con una negación. Después dicen que en realidad está entretenido y que incluso les gusta", explica Jaime Frez.


Los jóvenes realizarán una muestra de los temas aprendidos en el Hospital Del Salvador al finalizar las sesiones como cierre del taller.

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